Sólo tenía que dejarme llevar y disfrutar del momento que le ofrecía aquella mujer que había conocido en el autobús.
Me gustaban estos viajes en autobús, al menos un viernes al mes volvía a mi encantador pueblecito donde me esperaba mi familia.
Llevaba dos años trabajando en Madrid y cada vez que regresaba a mi pueblo natal me sentía feliz.
Siempre iba escuchando música y me las ingeniaba para conseguir un asiento con ventanilla en la última fila del autobús.
Aquel viaje tenía a mi lado a una mujer de unos 45 años, muy elegante y casi dirá yo que muy sexy, era la imagen que a mi me gustaría tener cuando tenga esos años.
Se notaba que se cuidaba su cuerpo y su imagen al detalle. Cuando llegó ella yo ya estaba sentada y me saludó a lo que yo contesté con mi mejor sonrisa.
Aquel día hacia bastante calor y el aire acondicionado no funcionaba demasiado bien.
a mujer se dirigió a mi y vi mover sus labios pero no oí lo que decía, tenía los cascos puestos, me los quité.
- Perdona no me había fijado que estabas escuchando música. -me dijo.
- No importa -contesté.
- Solo te decía que hace bastante calor, ¿no? el aire no debe funcionar.
- Si, eso parece.
- Ya me gustaría a mi poder vestir como tu, solo con tu faldita y tu blusa, además veo que no llevas sujetador, y la tela de la faldita se ve muy ligera, ¿no? Y según me decía esto acercó su mano a mi muslo y la puso encima para tocar mi falda.
- Vaya pues si que es ligera...
Y estuvo un buen rato tocando la falda y a la vez mi muslo. Al principio no le di importancia, hasta que su mano fue bajando lentamente hacia el interior del muslo.
Cerré mis piernas instintivamente y me quede mirándola fijamente a los ojos, ella ni se inmutó siguió con el movimiento de su mano y la dejó justo entre mis muslos.
- Cariño -me dijo- no te pongas a la defensiva solo estaba comprobando si la falda tiene forro, ¿puedo?
Y según me dijo esto relajé un poco las piernas y la permití que subiera su mano un poco más arriba siempre entre mis muslos.
Me fijé que nadie se estuviera dando cuenta de lo que estaba sucediendo y ella se dio cuenta.
- No te preocupes que nadie nos ve, pero seguro que así te quedas más tranquila.
Y se puso su bolso encima de las piernas, lo que impedía que nadie pudiera ver lo que ocurría en mi asiento. Ahora estaba tocando descaradamente el interior de mis muslos y por primera vez sentí que estaba abusando de mí, pero no dije nada.
¿Que podía decir? Yo una joven vestida manera informal no podía hacer nada ante una dama como aquella, nadie me creería si les dijera que me estaba metiendo mano.
Ella seguía acariciando mis muslos y cada vez se acercaba más a mis braguitas.
Sentí como un dedo se abría paso elevando la goma de las braguitas y jugaba con mi vello púbico.
- ¿No te depilas? -me dijo- en verano irías todavía más fresca.
Yo no decía nada solo asentía con la cabeza, me sentía manipulada por aquella mujer que no dejaba de susurrarme cosas al oído para que nadie nos oyera.
Su mano estaba casi por completo dentro de mis braguitas y seguía enroscando sus dedos en mi vello, pero sabía que al final llegaría hasta mi sexo.
Apartó completamente mis braguitas a un lado y pasó un dedo a lo largo de mis ya mojados labios.
- Esta húmeda cariño...
Le agarré el brazo con fuerza con una mano para evitar que siguiera.
- No vas a conseguir nada, relájate, verás como disfrutas.
Mientras el resto del pasaje no se enteraba de nada, su mano seguía jugando con mi coñito y nadie se daba cuenta de nada.
Su dedo se fue abriendo paso entre mis labios hasta que llegó a mi clítoris, la primera vez que lo tocó di un pequeño saltito en mi sitio, pero estaba claro que no podía hacer ya nada por evitar aquella invasión de mi intimidad y decidí disfrutar todo lo que pude.
Me abrí completamente de piernas y la deje me hiciera lo que ella quisiera.
- Así me gusta, disfruta de este momento... Pero para que estés más cómoda bájate un poco las braguitas.
No lo podía creer, pero yo hacía todo lo que me pedía. Metí mis manos por debajo de la falda y me bajé un poco las bragas, lo suficiente para que su mano pudiera trabajar libremente y no estuvieran las bragas arrolladas a un lado de mi sexo.
- Muy bien, ya que estamos súbete la falda un poco más...
Y también lo hice, no lo podía creer aquella mujer podía pedirme lo que quisiera, con su mano en mi coñito podía hacer conmigo lo que quisiera.
Ahora estaba abierta de piernas con la falda casi arrollada en la cintura y las bragas ya estaban casi en los tobillos, si alguno de los pasajeros de los asientos que teníamos justo delante hubiera alucinado al ver a una chica abierta de piernas, con el coño al aire y otra mujer acariciándola el coño.
Ya en esa posición me siguió tocando durante bastante rato, jugaba con mi clítoris, me metía un par de dedos dentro, se asomaba para verme el coño, en fin, hacia lo que quería conmigo.
Yo estaba cerca de obtener mi primer orgasmo y ella se dio cuenta porque aceleró el ritmo de su dedo en mi clítoris.
Le agarré el brazo para que supiera lo que estaba ocurriendo y cerré los ojos.
El orgasmo fue muy intenso y llegó acompañado del anuncio de la proximidad de nuestro destino. Siguió jugando con mi coñito unos minutos más y yo disfrutando de las caricias de aquella mujer que me recordó los placeres de una buena masturbación.
Cuando dio por terminada su sesión de sexo en mi coñito se llevó los dedos a la boca y los chupó saboreando su sabor, el sabor de mi sexo.
A continuación se limpio con una toallita refrescante y pulverizó un poco de colonia para disimular el olor a sexo que se desprendía de mi coñito.
Se agachó un poco y recogió mis bragas del suelo y se las guardó en el bolso, de donde sacó un billete y después de escribir un número de teléfono me dio.
- Para que te compres otras braguitas y si te apetece pasar otro buen rato llámame.
Yo me bajé la falda y me arreglé un poco porque el sudor me había estropeado el maquillaje. Cuando llegamos a la parada nos levantamos del asiento a la vez, me dio un beso en la frente y se despidió de mí.
La vi alejarse mientras mi familia se acercó a mí para saludarme e irnos todos a casa. La perdí la vista pero guardé el billete en el bolso. Cuando llegamos a casa lo primero que hice fue darme un baño y me masturbé pensando en ella y sus caricias
Me gustaban estos viajes en autobús, al menos un viernes al mes volvía a mi encantador pueblecito donde me esperaba mi familia.
Llevaba dos años trabajando en Madrid y cada vez que regresaba a mi pueblo natal me sentía feliz.
Siempre iba escuchando música y me las ingeniaba para conseguir un asiento con ventanilla en la última fila del autobús.
Aquel viaje tenía a mi lado a una mujer de unos 45 años, muy elegante y casi dirá yo que muy sexy, era la imagen que a mi me gustaría tener cuando tenga esos años.
Se notaba que se cuidaba su cuerpo y su imagen al detalle. Cuando llegó ella yo ya estaba sentada y me saludó a lo que yo contesté con mi mejor sonrisa.
Aquel día hacia bastante calor y el aire acondicionado no funcionaba demasiado bien.
a mujer se dirigió a mi y vi mover sus labios pero no oí lo que decía, tenía los cascos puestos, me los quité.
- Perdona no me había fijado que estabas escuchando música. -me dijo.
- No importa -contesté.
- Solo te decía que hace bastante calor, ¿no? el aire no debe funcionar.
- Si, eso parece.
- Ya me gustaría a mi poder vestir como tu, solo con tu faldita y tu blusa, además veo que no llevas sujetador, y la tela de la faldita se ve muy ligera, ¿no? Y según me decía esto acercó su mano a mi muslo y la puso encima para tocar mi falda.
- Vaya pues si que es ligera...
Y estuvo un buen rato tocando la falda y a la vez mi muslo. Al principio no le di importancia, hasta que su mano fue bajando lentamente hacia el interior del muslo.
Cerré mis piernas instintivamente y me quede mirándola fijamente a los ojos, ella ni se inmutó siguió con el movimiento de su mano y la dejó justo entre mis muslos.
- Cariño -me dijo- no te pongas a la defensiva solo estaba comprobando si la falda tiene forro, ¿puedo?
Y según me dijo esto relajé un poco las piernas y la permití que subiera su mano un poco más arriba siempre entre mis muslos.
Me fijé que nadie se estuviera dando cuenta de lo que estaba sucediendo y ella se dio cuenta.
- No te preocupes que nadie nos ve, pero seguro que así te quedas más tranquila.
Y se puso su bolso encima de las piernas, lo que impedía que nadie pudiera ver lo que ocurría en mi asiento. Ahora estaba tocando descaradamente el interior de mis muslos y por primera vez sentí que estaba abusando de mí, pero no dije nada.
¿Que podía decir? Yo una joven vestida manera informal no podía hacer nada ante una dama como aquella, nadie me creería si les dijera que me estaba metiendo mano.
Ella seguía acariciando mis muslos y cada vez se acercaba más a mis braguitas.
Sentí como un dedo se abría paso elevando la goma de las braguitas y jugaba con mi vello púbico.
- ¿No te depilas? -me dijo- en verano irías todavía más fresca.
Yo no decía nada solo asentía con la cabeza, me sentía manipulada por aquella mujer que no dejaba de susurrarme cosas al oído para que nadie nos oyera.
Su mano estaba casi por completo dentro de mis braguitas y seguía enroscando sus dedos en mi vello, pero sabía que al final llegaría hasta mi sexo.
Apartó completamente mis braguitas a un lado y pasó un dedo a lo largo de mis ya mojados labios.
- Esta húmeda cariño...
Le agarré el brazo con fuerza con una mano para evitar que siguiera.
- No vas a conseguir nada, relájate, verás como disfrutas.
Mientras el resto del pasaje no se enteraba de nada, su mano seguía jugando con mi coñito y nadie se daba cuenta de nada.
Su dedo se fue abriendo paso entre mis labios hasta que llegó a mi clítoris, la primera vez que lo tocó di un pequeño saltito en mi sitio, pero estaba claro que no podía hacer ya nada por evitar aquella invasión de mi intimidad y decidí disfrutar todo lo que pude.
Me abrí completamente de piernas y la deje me hiciera lo que ella quisiera.
- Así me gusta, disfruta de este momento... Pero para que estés más cómoda bájate un poco las braguitas.
No lo podía creer, pero yo hacía todo lo que me pedía. Metí mis manos por debajo de la falda y me bajé un poco las bragas, lo suficiente para que su mano pudiera trabajar libremente y no estuvieran las bragas arrolladas a un lado de mi sexo.
- Muy bien, ya que estamos súbete la falda un poco más...
Y también lo hice, no lo podía creer aquella mujer podía pedirme lo que quisiera, con su mano en mi coñito podía hacer conmigo lo que quisiera.
Ahora estaba abierta de piernas con la falda casi arrollada en la cintura y las bragas ya estaban casi en los tobillos, si alguno de los pasajeros de los asientos que teníamos justo delante hubiera alucinado al ver a una chica abierta de piernas, con el coño al aire y otra mujer acariciándola el coño.
Ya en esa posición me siguió tocando durante bastante rato, jugaba con mi clítoris, me metía un par de dedos dentro, se asomaba para verme el coño, en fin, hacia lo que quería conmigo.
Yo estaba cerca de obtener mi primer orgasmo y ella se dio cuenta porque aceleró el ritmo de su dedo en mi clítoris.
Le agarré el brazo para que supiera lo que estaba ocurriendo y cerré los ojos.
El orgasmo fue muy intenso y llegó acompañado del anuncio de la proximidad de nuestro destino. Siguió jugando con mi coñito unos minutos más y yo disfrutando de las caricias de aquella mujer que me recordó los placeres de una buena masturbación.
Cuando dio por terminada su sesión de sexo en mi coñito se llevó los dedos a la boca y los chupó saboreando su sabor, el sabor de mi sexo.
A continuación se limpio con una toallita refrescante y pulverizó un poco de colonia para disimular el olor a sexo que se desprendía de mi coñito.
Se agachó un poco y recogió mis bragas del suelo y se las guardó en el bolso, de donde sacó un billete y después de escribir un número de teléfono me dio.
- Para que te compres otras braguitas y si te apetece pasar otro buen rato llámame.
Yo me bajé la falda y me arreglé un poco porque el sudor me había estropeado el maquillaje. Cuando llegamos a la parada nos levantamos del asiento a la vez, me dio un beso en la frente y se despidió de mí.
La vi alejarse mientras mi familia se acercó a mí para saludarme e irnos todos a casa. La perdí la vista pero guardé el billete en el bolso. Cuando llegamos a casa lo primero que hice fue darme un baño y me masturbé pensando en ella y sus caricias
Mas calorcito en casa de Gus
Bueno, Inma Brujis, has resuelto el jueves con un verdadero sortilegio..... chapó!!!!!
ResponderEliminarLas casualidades siempre hacen curiosos e interesantes compañeros de viaje
Un beso
Inma, lo siento pero te tengo que dejar...
ResponderEliminarMe voy corriendo a la ducha, necesito ponerme debajo del rociador y dejar caer toda el agua helada que mi líbido aguante.
Besos presurosos.
Manuel. Soy bruja, los sortilegios son lo mio jeje. Pero llevas razon, a veces la casualidad se hace muy muy interesante. Un beso
ResponderEliminarAlfredo. Tengo una fuente con agua helada por si te es más cómoda que la ducha jeje. Un beso
Inma que viaje al más allá o al más acá. Jueves más que resuelto.
ResponderEliminarUn beso bruji.
San no se si el viaje fue al más allá, al más acá o quién sabe donde. Eso si, entretenido lo fue y mucho.
ResponderEliminarBesossssssssssss
Hay que viajar siempre. Inma brujita esa chica descubrió un mundo nuevo en ese viajecito, e imagino que la mujer elegante tomará muchos buses buscando tímidas gacelas. Lamento que el papel de la chica sea absolutamente pasivo, no acarició ella a la otra, no pudo colaborar ni experimentar ese cuerpo. Sin embargo, sí pudo levantar e irse a otro asiento, no lo hizo nooooo, que va.
ResponderEliminarTórrido trayecto de femeninos placeres. Lo has logrado, la idea juevera era tuya, aplauso por lo eróticamente escrito y besito.
Jajaja. Excitante como siempre, Brujis. Sólo un comentario: a Natalia se le olvida que llevaba el billete con el número de teléfono en el bolsillo. Or vua.
ResponderEliminarNatalia. Cierto, no se levanto jajaja pero es que ¿para que va a levantarse? si donde estaba estaba de maravilla y la estaban llevando al cielo jajaja.
ResponderEliminarBesosssssss
Mi niño, cierto, en el billete iba el telefono y seguro que la historia continuo en alguna otra parte. Besossssssssss
Anónimo, tienes toda la razón, así que tal vez...repetirá la niña. Pasiu bé.
ResponderEliminarWuauuuu una historia realmente caliente...felicidades.
ResponderEliminarPrimavera
Jajaja ¿caliente?¡¡A la fuente!¡¡Genial relato Inma! que bien te desenvuelves relatando historias calentitas jeje ya me había dado cuenta en otras entradas tuyas, me gusta tu soltura y desinhibición al escribir.¿quiense lo iba a decir a ella?, en un autobús y con otra mujer. Quizás ese viaje al pueblo le sirvió para descubrir algo de su sexualidad que desconocía.Un beso grande brujita.
ResponderEliminarPrimavera es que el invierno es muy frío y de alguna manera hay que entrar en calorcito jeje. Besos
ResponderEliminarMedea ¡¡¡vamos, te acompaño!!!la verdad que me siento muy cómoda escribiendo este tipo de relatos. Cuando escribía en spaces, practicamente todas mis historias eran eróticas jajaja. Un beso enorme
este es el más erótico de todos los relatos que leí este jueves... sublimes momentos, llenos de deseos, tabues, placeres... besos!
ResponderEliminarBueno, Alfredo se me ha anticipado. Caliente historia, muy bien narrada, con el reflejo de los pensamientos de la protagonista.
ResponderEliminarUn beso.
Gastón. Gracias por el cumplido, una hace lo que puede jeje. Besos
ResponderEliminarJuán Carlos... Tengo una fuente estupenda para estas ocasiones, si necesitas usarla solo dilo.
Besos
Diosssssssssssssssssss esto sí que es una hitoria calentitaaaaaaaaaaaa...jajjaja más bien erótica, erótica y buena, te dejo que me voy a airearme un rato jajaja porque esto está bien picante.
ResponderEliminarUn besazo
Guuau Inma! Pero que relato tan deshinibido. Que potentemente erótico!
ResponderEliminarTiene la contundencia de la claridad, sin concesiones ni eufemismos, brutalmente candente!
Te felicito
Besos calurosos
Mª José jajaja. Es que como hace tanto, tanto frío, pues algo había que hacer jajaja. Un beso
ResponderEliminarCeci. Algún día podía pasarme lo mismo a mi pero con Hugo Silva jajaja. Vamos que ni el ni yo nos bajábamos en ninguna parada.
Besossssss
¡Mamina mía! Ufffff. Uffffff. Más Uffffffffff.
ResponderEliminarAsí, como debe ser. Clarito y sin tapujos.
Un abrazo sofocado.
Celia jajaja. Es que para hablar a medias mejor me callo jajaja. Besos
ResponderEliminarinma, he dejado este relato para el final...¡qué cabronazo que soy, pues sabía de qué iba!.., mas no me pienso ir a la ducha ni a la calle donde hace un frío de mil demonios..a donde me vaya lo dejo a tu imaginación, aunque te doy una pista: acá, doña tal de tal, está leyendo conmigo este relato...
ResponderEliminarbesos, bruja y cuñada e inma.
Jajajaja cuñado mira que yo tengo mas imaginación que walt Disney. Pásalo bien a mi salud. Besosss
ResponderEliminarBueno, brujita, me siento un bebé de pecho ante tamaño relato erótico....Sin lugar a dudas: es tu fuerte!!! jajaj
ResponderEliminarun fuerte abrazo